martes, 1 de septiembre de 2009

Todo tiene su fin

Como aquella famosa canción del grupo Módulos que alcanzó un gran éxito en los 70 y que posteriormente versioneo Medina Azahara, todo tiene su fin. Ahora que se acaba el verano vienen a mi memoria recuerdos de mis vacaciones estivales, que dicho sea de paso, eran de lo más completas, pues por suerte podíamos disfrutar de un mes de playa y otro de montaña. Pero quizás lo que recuerdo con mayor gratitud es el mes de Agosto, el que pasábamos en el pueblo.

Subir al pueblo era una auténtica odisea pues, aunque parezca mentira, recorrer una distancia de 90 kilómetros suponía unas 3 horas aproximadamente. Esto, sumado a que en el coche íbamos seis personas con el maletero hasta los topes, hacía el viaje de lo más tormentoso. A mitad camino hacíamos una parada para descansar en el restaurante de la gasolinera de Casinos, punto de encuentro de camioneros y familias de veraneantes de la zona donde la especialidad era el bocadillo de calamares a la romana, "fritos con el mismo aceite desde el año de su fundación".

Una vez repuestas las energías emprendíamos el tramo final, 43 interminables kilómetros llenos de curvas donde se entremezclaban el calor, el olor a gasolina, el ambientador de pino que llevaba mi padre en el coche y por supuesto el bocata de calamares. Todo esto hacía un cóctel explosivo que no tardaría mucho en hacer su efecto. Pronto se escucharían las fatídicas palabras "por favor para que voy a vomitar", en ese momento mi madre abría la puerta del coche con una mano, con la otra sujetaba a mi hermano y a la vez sacaba la cabeza para echarlo todo. Y , como si de una regla de tres se tratara, mi hermana al unísono imitaba los movimientos de mi madre echando los calamares tal y como habían salido de la freidora.

Todo este sufrimiento tenía su recompensa ya que a lo lejos aparecía el pueblo con el campanario de la iglesia culminando la imagen. A los lados unas frondosas pinadas recorrían la carretera. En ese instante el viaje había terminado y tenía por delante todo un mes para disfrutar y hacer travesuras con los amigos.

Los días pasaban y con las primeras tormentas el verano llegaba a su fin. La gente del pueblo decía que el agua era buena para el campo y para la temporada de setas del próximo otoño, pero para nosotros era señal inequívoca de que pronto dejaríamos el pueblo para volver a la ciudad, que llegaría el momento de las despedidas, en las que mis hermanas dentro del coche lloraban mientras sus amigas en la plaza les decían adiós hasta el próximo verano.

El viaje de vuelta lo recuerdo de manera nítida. En el coche reinaba un silencio sepulcral ya que todos íbamos sumidos en nuestros pensamientos. De alguna manera imaginaba lo que cada uno de los miembros de mi familia pensaba. Posiblemente mis hermanas dejaban atrás el disfrutar con sus amigas de la noches de verbena y por qué no decirlo de algún que otro amor de verano. Mis padres harían cuentas de todos los gastos que venían en el mes de Septiembre. Y yo, con más miedo que siete viejas pensaba que en todo el verano no había abierto el libro de Vacaciones Santillana y ahora sólo me quedaba una semana para terminarlo. Además con el comienzo del curso tendría una nueva responsabilidad, acompañar a mi hermano al parvulario.

Nada más entrar a Valencia una bofetada de aire caliente golpeaba nuestras caras y nos hacía despertar de nuestro letargo, de nuestros pensamientos y nuestros sueños de una noche de verano. Pero lo que más me impactaba, lo que me hacía volver a la realidad era el anuncio de "La vuelta al cole" del Corte Inglés, en el que salían unos niños sonrientes con sus mochilas y sus zapatillas nuevas. Yo los odiaba a muerte pues pensaba : "seguro que estos están tan contentos de volver al colegio porque han acabado el libro de Vacaciones Santillana". Una vez superado el estado de shock nos íbamos incorporando paulatinamente a nuestros quehaceres cotidianos dando carpetazo a nuestras vacaciones.

Como bien dice la canción todo tiene su fin, pero también su principio, pues un nuevo curso comenzaba con la vista puesta en el próximo verano.

3 comentarios:

  1. HOLA JOSE COMO ME HA MOLADO ESTE FINAL DE VERANO QUE HAS DESCRITO. UNA VEZ MAS MI MENTE RETROCEDE UNOS VEINTE AÑOS ATRAS PARA SITUARME JUSTO EN ESOS INSTANTES QUE TAN BIEN REMEMORAS Y AL LEERLO DARIA LO QUE FUERA POR VOLVER A VIVIRLOS Y SENTIR OTRA VEZ ESE NUDO EN LA GARGANTA CUANDO NOS BAJABAMOS A VALENCIA. ES INCREIBLE LO PENDIENTE QUE ESTABAS DE TODOS LOS DETALLES ,OTRA VEZ VUELVES A SORPRENDERME PUES SIEMPRE HE PENSADO QUE NO PRESTABAS ATENCION A LAS FABAS DE TUS HERMANAS QUE LLORABAN PORQUE SE ACABABA EL VERANO.EN FIN TETE QUE GUAY NOS LO PASABAMOS ¿VERDAD ?...

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  2. Querido tio yo tambien he vivido lo de los libros.Es un poco pesado tener que hacer deberes
    en verano.
    Si el verano esta para divertirse ¿ por que nos ponen deberes ?
    Total , hay que estudiar y no queda mas remedio
    Un beso fuerte Sofia

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  3. ey!!!!!!
    eres un crack!!!!!

    qué mejor que despedirse del día, de la semana de curro (escaso) y de calor (abundante en este caso) con una lectura a tus posts...
    jajajajajaaaaaaa

    mooooolan... y son menos "ladrillo" que los de Juanjo, juasjuasjuasjuasjuasjuas
    (un beso con lengua para Juanjo, jijiji)

    nos vemos en los bares... y en el cineforum los jueves!!!!

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