viernes, 30 de octubre de 2009

La séptima profecía

Una profecía es el don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras. A simple vista esta explicación puede dejar alguna que otra duda, y como ahora mismo no tenemos a Iker Jiménez para resolverlas, pienso que la mejor manera de entenderlo es con un ejemplo gráfico:

“Les sugiero que estén atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta: la coincidencia en breve de dos liderazgos progresistas a ambos lados del Atlántico, la presidencia de Obama en EEUU y la presidencia de Zapatero en la UE en tan sólo unos meses. Estados Unidos y Europa, dos políticas progresistas, dos liderazgos, una visión del mundo, una esperanza para muchos seres humanos”.

El pasado mes de junio en los desayunos de Europa Press se realizaron estas proféticas declaraciones, que aparte de producir alguna que otra indigestión, casi hace despertar de su tumba al mismísimo Nostradamus. La última profecía que nos dejó estremecidos a todos, nos congeló la sangre, nos hizo entrar en estado de shock y todavía hoy nos mantiene en vilo, fueron las realizadas por aquel pobre diablo que atendía al nombre de Carlos Jesús, y que en una de sus muchas apariciones en el mundillo catódico predijo lo siguiente:

“Al mundo vendrán dentro de poco 13 millones de naves de alguna confederación intergaláctica, de Ganímedes, de Constelación Orión, de Raticulín, de Alfa, de Beta. Todo esto se está preparando ya, lo está preparando Antercharán. Entonces yo simplemente estoy marcando en la frente como Cristo me dijo, a los siervos de Dios, a los que han vivido en el tiempo de Israel......... Entonces la nave, cuando se ponga arriba, echará un halo de luz, como aquí ahora mismo, estas piernas las están elevando desde un platillo volante que hay a 45.000 kilómetros de altura”.

La principal diferencia entre ellas, es que las realizadas por Carlos Jesús todavía no se han cumplido, y con el paso de los años van perdiendo crédito. Pero se ha demostrado que nuestra intergaláctica Leyre Pajín es una excelente visionaria, y que al igual que Juana de Arco ha sido injustamente juzgada. Gracias a los “liderazgos progresistas a ambos lados del Atlántico” se ha producido un acontecimiento que de manera definitiva acabara con la odiada crisis, consiguiendo por fin una bocanada de optimismo para todos los hogares españoles. Después de buscar multitud de soluciones con los famosos planes para “reactivar” la economía, hemos encontrado la solución para salir de este pozo sin fondo.

El próximo domingo celebramos la festividad de Todos los Santos, pero debido a la globalización esta fiesta de respeto y recogimiento digna de los años en los que el nacionalcatolicismo campeaba por España, ha cambiado dando un giro de 180º. La víspera de esta conmemoración cristiana, ha pasado a ser una celebración pagana convirtiéndola en el día de Halloween, en la que grandes y pequeños nos disfrazamos con fantasmales vestimentas emulando a nuestros hermanos del otro lado del charco.

En una demostración de liderazgo, progresismo y visión del mundo, todos los seres humanos contemplamos con esperanza la siniestra vestimenta de las hijas de nuestro “presidente”. Con este golpe de efecto han conseguido que para la fiesta de Halloween, se hayan agotado todos los disfraces, y todas las tiendas dedicadas a la temática gótica han vaciado sus estanterías.

Eso si es un plan de estimulo a la economía y lo demás son tonterías, así que dejémonos de historias y dediquemos nuestros esfuerzos a incentivar el consumo de estas prendas para sacar a España de la recesión.

¡¡ VIVA EL PROGRESISMO !!

martes, 27 de octubre de 2009

Duerme niña

Jamás pensé que sentiría lo que siento,
todavía tu madre te lleva dentro,
y yo te llevo en el alma.

Porque eres tú la melodía en mis canciones,
porque eres tú la que da luz a los rincones,
más oscuros de mi alma.

Te quiero niña hasta hacerme llorar,
regalo del cielo prometo cuidar,
dándote mi vida.

Y pido perdón,
por los errores que todavía no cometí,
porque yo quiero serlo todo para ti,
y me da miedo no saberte demostrar .

Que mi corazón,
fue con el tuyo con el que empezó a latir.
Y aunque la vida me congele con su aliento,
vivirán mis sentimientos sólo con oír tu voz.

Jamás pensé que se reiría mi tristeza,
tú das calor a la mañana más sombría,
me trajiste la alegría.

Porque eres tú quien da sentido a mi existencia,
porque llegaste cuando más necesitaba,
cuando la vida me ahogaba.

Te quiero niña hasta hacerme llorar,
regalo del cielo prometo cuidar,
dándote mi vida.

Y pido perdón,
por los errores que todavía no cometí,
porque yo quiero serlo todo para ti,
y me da miedo no saberte demostrar.

Que mi corazón,
fue con el tuyo con el que empezó a latir.
Y aunque la vida me congele con su aliento,
vivirán mis sentimientos sólo con oír tu voz.

Duerme niña, tú tranquila,
de tus sueños cuidaré,
y cuando.....

Tú tengas pesadillas,
yo les haré cosquillas,
para que te rías también.

Ramón Melendi - Carlota

lunes, 26 de octubre de 2009

Frecuencia modulada

Como cualquier español de a pie, aunque al ritmo que vamos cada vez quedamos menos, cuando acudo a trabajar la única forma de soportar las retenciones y los embotellamientos matutinos es escuchando la radio. Lo más entretenido son los programas en los que un moderador y varios tertulianos se dedican a desgranar la actualidad política y social pero, aunque lo quieran vestir como periodismo serio, es lo mismo que ver a Mariñas y Karmele dirigidos por Jorge Javier (el gafapasta de Telecinco). Por todos es sabido que todo este tinglado está dirigido por grandes grupos de comunicación afines a determinados partidos políticos, por lo tanto se dedican a repartir leña a diestro y siniestro según sople el viento.

La temática de estos programas es similar. Una vez suenan las señales horarias comienza el programa, el director te suelta una arenga para levantar el ánimo de sus fieles y encender el odio de sus detractores, a continuación un grupo de “eruditos” que lo mismo te hablan del sexo de los ángeles que de la crisis mundial, comienzan a exponer sus “inducidos” razonamientos. Una vez terminada la tertulia viene la cara más divertida donde, en un ambiente más amable y menos tenso, se habla de noticias de sociedad para dar por finalizado el programa hasta el próximo día.

Pero lo que más me gusta después de haber escuchado todos y cada uno de los programas matinales, es la publicidad, si ¿preguntas?: ¿puedes recordar algún anuncio de la radio?, en el 90% de los casos la respuesta será: ¡¡ Maxical!! , ese milagroso aparato que cuando lo empiezas a utilizar, un mundo nuevo empieza en tu hogar, por lo pronto elimina el sabor a cloro del agua, notas como tu piel es tersa y deja de picarte, tu cabello queda liso y suave, por no hablar de la cristalería y la lavadora funciona mejor que el primer día. Lo más llamativo del asunto es que siempre están de promoción, es decir, por el precio de un aparato te regalan otro por la patilla, y además si realizas el pedido entre las cien primeras llamadas te obsequian con unas gafas de sol con MP3 incorporado, pero no contentos con ésto, si no quedas satisfecho puedes devolverlo en un plazo de tres meses sin coste alguno para tus sufridos bolsillos. Vamos que con esta marcha pueden montar un puesto en la feria de navidad y hacerle la competencia a la mítica "Tómbola Terremoto".

Hasta el momento éste era el mejor anuncio con diferencia porque una oferta así es irrechazable, pero desde hace ya algunos meses un tal Dr. Vázquez nos aconseja una serie de productos medicinales para aliviar y mejorar nuestra salud. Evidentemente no hay color, ante unas gafas con MP3 y unas pastillas que son mejor que la "purga del chato", me decanto sin dudarlo por el "Gran Chamán".

Después de muchas indagaciones para saciar mi curiosidad, he localizado la empresa que lleva todo este asunto, PHARMA OTC, empresa especializada en la investigación y desarrollo galénico de productos innovadores relacionados con la Prevención y Cuidado de la Salud y la Belleza.

Ésto es un pequeño ejemplo de los productos que anuncian en la radio, no dejéis de visitar su página web porque no tiene desperdicio:

BUENAS NOCHES... y deje de roncar: es una gama de productos formulados especialmente para prevenir y disminuir el ronquido, siempre que éste no sea debido a enfermedad o malformación anatómica.

• DON RÉGULO: complementos alimenticios formulados con elementos probióticos y/o prebióticos que ayudan a reponer y mantener la flora intestinal y colaboran en el reforzamiento del sistema inmunológico.

• DEMEMORY: preparado alimenticio complementario cuya fórmula equilibrada aporta nutrientes ricos en fósforo, aminoácidos específicos, lecitina, minerales y vitaminas del grupo B, esenciales para el buen funcionamiento de la actividad intelectual.

• ENERGISIL: tónico vigorizante a base de polvo de raíz de Panax Ginseng y Vitaminas. El Ginseng se conoce y utiliza desde tiempos inmemoriales por sus propiedades beneficiosas sobre el organismo, ya que posee propiedades energéticas y vigorizantes.

• DE VISION: es un complemento alimenticio formulado a base de Luteína, y Vitaminas A y E.

Después de consultar todos sus productos, éste es sin lugar a dudas el buque insignia de la medicina actual, el gobierno debería establecer por decreto-ley su consumo obligatorio, se trata del:

SISTEMA ALFA ALOE VERA: mezcla única de toda la hoja y gel interno de la planta del Aloe Vera. Las plantas están cultivadas de forma natural, siguiendo procesos ecológicos, tanto en su cultivo como en su elaboración. Esto permite garantizar que los componentes naturales de la planta permanezcan inalterados y aporten la máxima actividad de los componentes del jugo de Aloe Vera.

¿Cómo se os queda el cuerpo?...... espero que bien, porque a partir de ahora y gracias al Dr. Vázquez y a PHARMA OTC, cumpliremos el tópico de: dormir como lirones, cagar como caballos, tener la memoria de un elefante, más energía que una pantera y la vista de un lince.

Menos mal que no soy rico, porque toda mi fortuna la dilapidaría comprando toda esta parafernalia, así que el único consuelo que me queda es escuchar sus anuncios por la radio imaginando como sería mi vida si disfrutara de sus beneficiosos poderes curativos.

Fuente consultada: www.pharmaotc.com

jueves, 22 de octubre de 2009

No es oro todo lo que reluce

El culto al cuerpo se ha convertido en una especie de epidemia o más bien de obsesión. No contentos con acudir diariamente al gimnasio con el “personal trainer”, jugar al pádel, recorrer treinta kilómetros en bicicleta, hacer unos cuantos largos en la piscina y someternos a duras sesiones de cultivo de melanomas para adquirir ese delatador color anaranjad, nos dedicamos a visitar centros de belleza donde, bajo un ambiente de glamour y sofisticación, nos sometemos a tratamientos terapéuticos con nombres rimbombantes, ejemplos como: vinoterapia, chocolaterapia, oroterapia, tratamientos con leche, té y miel, son el vivo retrato o más bien la caricatura de la pijería elevada a la enésima potencia, y lo peor de todo es que sólo por el simple hecho de ser lo más “in” del momento, estamos dispuestos a pagar los 300 pavazos que cuestan las jodidas sesiones.

Aprovechando la coyuntura estoy pensado en abrir un local, diseñarlo en plan “zen”, que esté situado en una buena zona, donde bellas señoritas vestidas de negro, realicen tratamientos de “truño de vaca”. Con el simple hecho de salir en televisión, contando que mis tratamientos de “truñoterapia” tienen múltiples cualidades curativas, rejuvenecedoras, y que la gente más chic de la ciudad disfruta de nuestras profesionales manos, mi cuenta corriente pasará de los números rojos a unos azules y con muchos ceros a la derecha.

Otra de las cuestiones que me preocupan de esta terrible epidemia es todo lo relacionado con la alimentación. Aparte de moldear nuestros cuerpos hasta límites insospechados, debemos llevar una dieta sana y equilibrada para evitar la aparición del famoso colesterol, y sus compinches los triglicéridos. No hay producto que se precie en las estanterías de los supermercados españoles que no contenga al menos alguna de las siguientes acepciones: fibra, light, bifudus activo, multicereales, L.casei imunitas, omega 3 y oleico, supuestamente toda esta palabrería digna de Ramón y Cajal es para mejorar el tránsito intestinal o como dicen en mi pueblo "pa ir a cagar”.

Según los especialistas, consumir este tipo de sustancias en pequeñas proporciones es beneficioso para el organismo pero, si las consumes en exceso, es más peligroso que comer una ensaladilla con salmonelosis. Lo digo con conocimiento de causa y ahora sabréis porque:

Un domingo me desperté con una resaca tremenda, para más INRI me habían dejado solo en casa y lo peor de todo sin la comida preparada. Debido a mi estado no estaba por la labor de ponerme a cocinar, así que tome la decisión de comer cualquier cosa que saciara mi deshabitado estómago. Con desesperación me puse rebuscar en la despensa y lo único que encontré de fácil preparación, fue una caja de galletas. En principio el plan no me agradaba, pero cuando el hambre aprieta no hay tiempo para exquisiteces, así que preparé un buen tazón de leche, la aspirina de rigor y empecé a comer galletas como un descosido.

Transcurrida una hora empecé a notar un escalofrío por todo mi cuerpo, un retortijón apretó mi estómago y mis tripas empezaron a moverse de una forma sospechosa, como un rayo fui corriendo al baño, en ese momento la vida se me iba por el culo. Pasados unos angustiosos minutos, recuperé el aliento y atribuí mi estado a la jarana de la noche anterior, pero cual fue mi sorpresa al descubrir que el paquete de galletas que me había papeado tenía entre otras cosas: fibra, ciruelas, y extracto de kiwi, según las indicaciones del fabricante el consumo recomendado era de tres galletas al día, y yo solito me había metido entre pecho y espalda veinte.

Como podréis imaginar fue el peor día de mi vida, estuve a punto de la deshidratación y lo único que consiguió taponar la fuga de mis esfínteres fueron los 500 mg de “Imodum Plus”, administrados por vía intravenosa en una sola dosis.

Todo este invento de cuidarse y llevar una dieta equilibrada está bien, siempre y cuando se haga con “coneiximent”. De todos modos lo más sano que hay en el mundo es la paella que se curra mi madre los domingos.

¡¡Eso sí es culto al cuerpo y lo demás son tonterías!!

lunes, 19 de octubre de 2009

La 13-14

Engañar, timar, robar, estafar, embaucar, son palabras que tienen un mismo o muy parecido significado, pero como ocurre habitualmente la voz del pueblo es la que manda, y estos términos acaban degenerando en otros “más vulgares”, para convertirse en expresiones como: hacer la rula, la bicicleta, la jugada, la garba y por supuesto no podemos olvidarnos de la más popular de todas, “la 13-14”.

Cuenta la leyenda que los aprendices que entraban a trabajar en un taller mecánico eran sometidos a una serie de bromas por parte de los más veteranos del lugar, una de ellas era enviarlos a por la llave 13-14, después de un buen rato de infructuosa búsqueda y al escuchar las risas de sus compañeros, comprendían que la citada llave no existía y aprendían a la fuerza que sus medidas eran: 6-7, 8-9, 10-11, 12-13, 14-15, 16-17, etc.

Estamos a punto de cumplir una década desde el comienzo del nuevo siglo, en la que en mayor o menor medida nos hemos dedicado a pegarnos la vida padre sin pensar que como en toda fiesta, al final hay que pagar la factura. A la sombra de esta locura consumista y aprovechando la coyuntura, nacieron las empresas de créditos rápidos, en las que podías solicitar un préstamo por importes que oscilaban entre los 600 € como mínimo hasta los 6.000 €, los cuales podían amortizase hasta en 60 meses en función del importe solicitado.

Simplemente con realizar una llamada y presentar la misma documentación que necesitas para hacerte socio del videoclub, te aseguraban que recibirías el importe solicitado en un plazo máximo de 48 horas con total confidencialidad. La gente bien por ignorancia o por desesperación, hacía caso omiso a las condiciones del contrato, y aceptaba unos tipos de interés desorbitados que rondaban los límites de la usura.

Gracias a un tipo con pinta de “urbesexual” que los viernes por la noche en la cadena de Polanco se dedicaba a explicar a esta pobre gente como se la habían metido doblada, puso en estado de alerta a toda la población, y consiguió que estas empresas desaparecieran de manera paulatina hasta no dejar rastro de su existencia. Pero como ocurre en este tipo de negocios, resurgieron de sus cenizas y aparecieron con una nueva identidad, y a las pruebas me remito.

Desde este verano se emite en televisión un anuncio que me llama poderosamente la atención, su eslogan es “Oro por euros”, en el que un tipo ¿pregunta?:

¿Necesita dinero?, ¿No llega a fin de mes?, ¡¡Esta es su gran oportunidad!! . En oro por euros convertimos sus joyas de oro en “euros”. Todo esto te lo dice un “payo” con un buen fajo de billetes en su mano para hacer más atractiva la oferta, después unos personajes te intentan convencer que hay que aprovechar el precio alcista que actualmente tiene el oro, te proponen que vendas todo el “colorao” que tienes en casa, y a cambio te lo pagan al precio máximo de cotización, por supuesto con total confidencialidad y presentando la misma documentación que necesitas para comprar un bono-bus.

¡¡Manda huevos!! , no tenían bastante con desplumarte y condenarte a pagar intereses para el resto de tus días, que ahora el poco oro que has conseguido reunir a lo largo de tu vida lo tienes que cambiar por un puñado miserable de euros. Tengo que decir que este anuncio deberían retirarlo de la televisión, porque es más peligroso que “un tiroteo en un ascensor”, y puede incitar a la delincuencia. Ya me imagino a bandas de albanokosovares asaltando residencias de ancianos con los alicates en la mano para arrancar los dientes y muelas de oro que encargaron en su día por si venían tiempos difíciles.

Pero como esto es un circulo vicioso y nunca tienen suficiente, el próximo paso para terminar de humillarte y acabar con la poca dignidad que te queda, será presentado el siguiente eslogan: “Tu cuerpo por deudas”, en que el mismo tipo ¿preguntará?:

“¿Está preocupado?, ¿las deudas no le dejan dormir?, ¿se siente abatido e inapetente?, ¿debe más que Alemania después de la guerra? ¡¡Tranquilo tenemos la solución a todos sus problemas!! . Evidentemente nuestro amigo te lo dirá con un nabo de dimensiones similares a las de John Holmes en su mano. Como es de imaginar, unos personajes te intentaran convencer que todas tus deudas desaparecerán a cambio de convertir tu culo en un bebedero de patos.

El refranero español dice que “de las grandes cenas están las sepulturas llenas” y que razón tienen, porque la indigestión de este banquete, va a durar hasta que terminemos por explotar igual que la famosa “burbuja inmobiliaria” y si no al tiempo.

viernes, 16 de octubre de 2009

Pongamos que hablo de .....

En el año 1980 Joaquín Sabina, uno de los más grandes poetas y cantautores que ha parido nuestro país, compuso para su disco Malas Compañías, la canción “Pongamos que hablo de Madrid”. Desde aquel momento se convirtió en un himno no sólo para los madrileños, sino también para el resto de españoles. Es de admirar como en seis estrofas se puede narrar de una forma tan nítida, gráfica y emociónate el modo de vida de una ciudad y la de sus habitantes, hasta el punto que te hace sentir parte de ella.

Digo esto porque hace unos días de manera casual pase por la calle en la que vivimos durante catorce años, lo que me trajo gratos recuerdos de mi infancia y adolescencia. Así que como el maestro Sabina pongamos que hablo de……”mi calle”.

En los escasos 600 metros de recorrido que tenía, al igual que el resto de las del barrio, eran como pequeñas ciudades dentro de una más grande. Podías encontrar pequeños comercios de lo más variopintos, incluso al comienzo de la nuestra había una pequeña placeta que albergaba un mercado con paradas de madera en color verde, donde pasábamos tardes enteras jugando a pillar y al escondite.

Pero de todas las calles del barrio la nuestra era la mejor con diferencia, y no digo esto por hacer patria, tengo razones de peso para que el resto de barrio nos envidiara. Razón, por la que casi siempre andábamos a la gresca con la gente de las calles adyacentes. Cuando llegaba el verano, nos dedicábamos a combatir en una ardua guerra de globos de agua, pero nosotros teníamos ventaja , pues la única fuente de la zona estaba en nuestra calle, así que después de llenar toda nuestra munición, firmábamos un pacto de no agresión para que el resto de combatientes se pudiera aprovisionar. Evidentemente ese pacto, al no estar escrito en papel y como las palabras se las lleva el viento, nunca se cumplía y cuando empezaban a llenar los globos, realizábamos una gran emboscada y no dejábamos títere con cabeza.

Debido a las continuas victorias, nuestra calle se convirtió en centro neurálgico de reunión. Aunque siempre estábamos peleando éramos buenos amigos. Aparte de puñetazos y patadas compartíamos la merienda y "losss chuchesss" que comprábamos en la tienda de la “respetable viuda”. La mayor parte del tiempo la dedicábamos a jugar al fútbol , utilizando como portería el bordillo de la acera y la tapa de registro de mitad de la calle, pero lo que más nos gustaba era subirnos al camión-grúa abandonado, que estaba aparcado de manera permanente en la puerta de los “Talleres Cones” y que compartíamos amablemente con algunos yonquis del barrio que lo utilizaban para administrarse sus adictivos pinchazos, con la única condición que no dejaran resto alguno de las herramientas utilizadas para sus menesteres.

Otro de los lugares de diversión que había en mi calle era una casa que se dedicaba a rellenar los sofás, colchones y almohadones de goma espuma. Este negocio era de unas amigas de mis hermanas, y nosotros le llamábamos “la planta baja”. Allí, emulando a Heidi cuando se lanzaba sobre una nube de algodón, dedicábamos el tiempo a tirarnos desde un altillo encima de montones de goma espuma.

Al principio de la calle vivía el Sr. Antonio o como vulgarmente le llamaban debido a su oficio “ El Zapatero”, su local, por llamarlo de alguna manera, no tendría más de 8 m2, y estaba ubicado en el entresuelo del edifico donde vivía. Cuando mi madre le llevaba algún encargo, ya que por aquel entonces era habitual apurar el calzado hasta las últimas consecuencias, siempre la acompañaba. Al entrar en aquel pequeño pero caótico lugar, debido a la multitud de zapatos que acumulaba, me quedaba embelesado viéndole trabajar con sus grandes manos ásperas y su mandil de piel, sin apartar la mirada de la pieza que estaba manipulando, me preguntaba: ¿qué vas a ser de mayor? , a lo que respondía de manera instantánea: ¡¡zapatero!! , ante mi respuesta sonreía y me obsequiaba con un “sugus”, pero sin duda lo que más me gustaba era el olor a betún y cuero que había en aquel pequeño cuchitril.

Justo en enfrente estaba la tienda de Isabelín, era una mercería y perfumería donde además podías comprar el uniforme del colegio, y algo de material escolar. Con los años aquella tienda se convirtió en el orgullo del barrio, su nombre se inscribió en el Libro Guinness de los Records, porque desde el día de su inauguración hasta su cierre por jubilación mantuvieron el mismo escaparate sin variar ni un ápice los productos que lo componían.

Avanzando unos pasos te encontrabas con “Modas Meyni”, una boutique infantil donde nuestras madres compraban algún que otro modelito para asistir a bodas, bautizos, comuniones, y toda esa clase de eventos en los que te vestían con zapato azul marino de hebilla, calcetín calado blanco o beige, pantalón de pinzas corto, y rematado con un lamentable canesú que te daba un aspecto de lo más repelente.

Para completar el recorrido teníamos un taller de carpintería metálica, dos ebanisterías y una casa de repuestos industriales (Rogelio Pons) para más señas. Otro de los puntos calientes de mi calle era la “trapería”, donde todos los buscavidas del barrio acudían con sus carros llenos de cartones para venderlos al peso, por cierto, ¿sabéis lo que hacían antes de llevar la mercancía?, paraban en la fuente para mojar la carga y conseguir unos kilos extras, ¡¡lo que aprende uno en la calle!!.

Otro de los locales dignos de mención era el palomar del Sr. Juan, que dedicó su jubilación al cuidado de palomos para competiciones deportivas. Recuerdo que cuando mi madre me recogía del colegio parábamos en su puerta y después de preguntar si me había lavado las orejas, de manera mágica sacaba un caramelo de ellas.

Para concluir teníamos el gran privilegio de albergar una sala de recreativos, lugar donde de manera furtiva y cuando la economía lo permitía entrabamos a echar unas partidas. Mi padre me prohibía tajantemente estar en los recreativos porque según él sólo había mala gente y sobre todo su dueño. Yo no lo podía creer ya que aquel hombre era un tipo regordete, con bigote, y pinta de bonachón, que en vez de caja registradora, vestía riñonera de piel en la que guardaba las monedas y los billetes de la recaudación. Con los años me pude enterar que mi padre tenía razón, aparte de los recreativos se dedicaba al menudeo de varias sustancias de dudosa legalidad, hasta que la policía cerró el local.

A diferencia de Madrid, en la que “no queda sitio para nadie”, nuestra calle tenía plazas libres para todos, ya que como os he contado, por aquel entonces era el centro de nuestro pequeño mundo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

A todo color

En el mundo de la música siempre han existido historias y leyendas que con el paso de los años se han convertido en mitos. Una de ellas es la famosa canción de los Beatles “Lucy in the sky with diamonds”, la prensa del momento publicó, que las iniciales del titulo de la canción formaban la palabra LSD, que junto a la marihuana eran las drogas más consumidas en aquellos tiempos de amor libre y psicodelia. Simplemente con ver el video de la canción podemos comprobar que Lennon, el más díscolo de los Beatles iba de ácido hasta las cejas.

La versión oficial según palabras de los cuatro de Liverpool fue que en el año 1967, Julian el hijo de John Lennon llegó a casa con un dibujo que su compañera de escuela Lucy O’Donnell le había regalado, esto llamó poderosamente la atención del padre, que al preguntarle al hijo por el dibujo, le contestó que era: “Lucy in the sky with diamonds”, aquello le impactó de tal manera que decidió dedicarle una canción.

Aquí está la muestra de que el Sr. Lennon se había tomado su ácido y el de sus compañeros de grupo pues la letra no tiene desperdicio.

Imagínate en una barca, en un río
con árboles de mandarinas y cielos de mermelada.
Alguien te llama, tú respondes lentamente,
una chica con ojos de calidoscopio.

Flores de celofán amarillas y verdes,
se elevan sobre tu cabeza.
Buscas a la chica con el sol en los ojos,
y se ha ido

Lucy en el cielo con diamantes

La sigues hasta un puente junto a una fuente,
donde gente en caballito, come pasteles de malvavisco.
Todos sonríen mientras pasas frente a las flores,
que crecen increíblemente altas.

Taxis de periódico aparecen en la orilla,
esperando para llevarte.
Subes al asiento trasero con la cabeza en las nubes,
y te has ido

Lucy en el cielo con diamantes

Imagínate en un tren en una estación,
con mozos de plastilina, con corbatas de espejo
De pronto hay alguien en el torno.
La chica con los ojos de calidoscopio.

Lucy en el cielo con diamantes.

Posiblemente una historia parecida le ocurrió a la persona que tuvo la brillante idea de diseñar los típicos, tópicos y míticos “Rockys”, icono de moda ochentera por antonomasia, cuyos principales precursores en nuestro país fueron los protagonistas de la serie “Verano Azul”.

La prenda en cuestión era una especie de calzón de boxeo pero en versión renovada, según los dictámenes de la moda, estaban ribeteados por una tela de color blanca, y el secreto de su éxito en mi opión, fue que su gama de colores brillantosos era más extensa que los de la bandera del “orgullo gay”. Lo bueno del rocky, es que lo vestían mujeres y hombres, era pieza fundamental para época estival, podías conjuntarlo con camiseta, niqui (siempre me ha gustado esta palabra es muy de madre) o camisa. Era una prenda tan cómoda que se convertía en una segunda piel, de hecho al finalizar el verano, muchos de ellos habían adquirido vida propia y entraban por su propio pie en el armario hasta la próxima temporada.

Posiblemente cuando estés leyendo este post acudirá a tu memoria alguna imagen en la que lucías orgulloso el rocky, los colores más frecuentes eran: rojo, azul, amarillo y verde pero el festival cromático de su diseñador/a no tenía parangón así que podías vestir cualquier color imaginable.

En los últimos años se ha puesto de moda celebrar el día de: la familia, los abuelos, la infancia y un largo etcétera que todos conocemos, para ser justos deberíamos unirnos, recoger firmas, y dar al rocky el homenaje que se merece, ocupar un lugar privilegiado en el Olimpo de los dioses de la moda.

Días de cine y lágrimas

Como todos los veranos el mes de julio lo pasábamos disfrutando en el apartamento que mis abuelos tienen en El Perelló. Aparte de pasar todo el día en remojo entre la playa y la piscina, una de las distracciones por excelencia sin contar con los “Autos de choque”, era acudir al cine a ver alguna de las películas que se proyectaban en los Cines Avenida.

Después de los trailers de rigor, del anuncio de las majestuosas lámparas de Rafael Tormo, los fantásticos muebles de Passe-Avant y del discotequero Movirecord comenzaba la película.

Aunque era bastante pequeño recuerdo perfectamente aquel día, más que nada porque aquello era un autentico dramón, digno del más edulcorado de los films a la que la industria de Hollywood nos tiene acostumbrados, en parte gracias a la interpretación de un pequeño “querubín” que hacia manar mares de lágrimas fundamentalmente en el sector femenino de la sala. Además tengo grabada en mi retina la imagen de todas las féminas de mi familia y de sus amigas saliendo del cine, con los ojos hinchados y sus rostros desfigurados, debido a aquel infumable melodrama, que cada vez que veo la cara de Belén Esteban viene a mi memoria aquella terrible imagen.

La película en cuestión era “El Campeón” en la que un atormentado ex campeón de boxeo atrapado por la bebida y el juego decide volver al ring para recuperar su prestigio, gracias a la aparición de su repelente hijo y su sufrida mujer.

Otra de las visitas obligadas al cine era durante la vacaciones de navidad, en las que presentaban grandes estrenos dirigidos al público infantil y juvenil. Cuando llegaban aquellas fechas aparte de los regalos, de la foto con el rey de turno en puerta de Lanas Aragón, y de la liturgia que acompaña a las fiestas navideñas, lo que esperaba con más ansiedad era acudir el día de Navidad a casa de mis tíos para que mi abuela nos diera las “estrenas”.

Como mujer de costumbres que era, nos hacía colocarnos en fila empezando por el de menor edad y terminado por el mayor, aquel año perdí el privilegio de ser el primero pues había nacido mi hermano. Una vez colocados nos acercábamos a ella, y como si de una gran matriarca se tratara, nos hacia extender la mano y contar junto a ella los billetes con los que nos iba a obsequiar.

Pero aquellas navidades había un regalo extra, porque nos íbamos a ver con ella en el cine Tyris el gran estreno de la temporada, “E.T, el extraterrestre”, película entrañable donde las haya dirigida por el maestro Spielberg, que cuenta las aventuras de Elliott y sus hermanos junto a un extraterrestre bajito y cabezón.

Aquella tarde de viernes nuestra abuela nos recogió en casa , y junto a mis primos nos dirigimos nerviosos a ver la película, después de derramar alguna que otra lagrimilla, salimos del cine con la sonrisa pintada en la cara y mirando hacia el cielo con la esperanza de ver la nave espacial con la que el pequeño extraterrestre se había marchado a su planeta.

En la escena final al despedirse, E.T apuntando con su dedo al corazón le dice a Elliott: “Estaré aquí mismo”. Al igual que nuestro querido extraterrestre, ella siempre estará en nuestros corazones.

martes, 13 de octubre de 2009

Barco de cristal

Antes de que te deslices en la inconsciencia,
Quisiera otro beso,
Otro fugaz momento de felicidad,
Otro beso,
Otro beso.

Los días son claros y llenos de dolor,
Envuélveme en tu suave lluvia,
El tiempo que vivisite fue demasiado loco,
Volveremos a encontranos,
Volveremos a encontrarnos.

Oh, dime donde se esconde tu libertad,
Las calles son campos que nunca mueren,
Librame de las razones por las que
Tú preferías llorar,
Yo prefería volar.

El barco de cristal se está llenando,
De miles de chicas, mil sensaciones,
Un millón de maneras de pasar el tiempo;
Cuando regresemos,
Dejaré una pista.

James Douglas Morrison - The Crystal Ship

Abracadabra

Como dice mi sobrino: “mamá tengo miedo en la tripa”. Esa es la sensación que noto al escuchar los primeros acordes de la sintonía de La bola de cristal. Pero más que miedo es vértigo, pues sin darnos cuenta ha pasado la friolera de 25 años. Desde este blog, me gustaría rendir un pequeño homenaje al que en mi opinión ha sido uno de los mejores programas de la historia de la televisión.

El programa lo presentaba Alaska con un look digno de las hijas de Zapatero, junto con unos guiñoles llamados “Electroduendes”: Maese Sonoro, Maese Cámara, Hada Video y Hada Truca, acompañados por la malvada Bruja Avería y su aprendiz Amperio Felón.

Durante el programa podíamos ver videos y actuaciones de los grupos musicales del momento, se hacían entrevistas a personajes de relevancia en el mundo de la cultura, de la política, etc., disfrutábamos de series como: La pandilla, Los Munsters y Embrujada, se proyectaban monográficos sobre la vida de antiguos personajes de cine, y para finalizar se emitían unas extravagantes historias protagonizadas por Javier Gurruchaga en las que interpretaba a todos los personajes de una alocada familia.

Cada sábado por la mañana después de haber disfrutado y sufrido con los concursantes del (un, dos, tres) la noche anterior, me sentaba hipnotizado frente al televisor viendo La bola cristal. Después, mis hermanas y yo pasábamos todo el fin de semana cantando sus canciones e imitando a sus personajes.

Haciendo un pequeño repaso a los archivos de mi memoria y a los de televisión española, he recopilado algunos de los míticos mensajes del programa:

“Viva el mal, viva el capital”

"Tienes quince segundos para imaginar... Si no se te ha ocurrido nada, a lo mejor deberías ver menos la tele"

“Soy Avería y aspiro a una alcaldía”

"Si no quieres ser como ellos, lee"

"¡Haz deporte! ¡No eches tripa! ¡Juega limpio! ¡Participa!"

"Voy a desaprender para desenseñar cómo se deshacen las cosas"

"Solo no puedo, con amigos sí"

Y sobre todo el archiconocido estribillo de la canción “Abracadabra”:

“Te sientas enfrente y es como el cine,
todo lo controlas, un alucine
es como un ordenador personal
es la bola de cristal”

Tras cuatro años de emisión el gobierno de la época intentó vetar y manipular los contenidos del programa, parece ser que se habían olvidado del “espíritu de la transición”. Su creadora Lolo Rico no cedió a las presiones políticas y como si de uno de los cortocircuitos provocados por la Bruja Avería se tratara, tomó la determinación de desenchufar la bola para siempre.

Aunque era todavía un infante y no entendía muchos de los mensajes que sus personajes contaban, mirándolo en retrospectiva me doy cuenta del valor social que tenían. Gracias a ellos la mayor parte de aquella generación son personas de provecho. Miedo me da pensar en el futuro que nos espera con la infancia que ha crecido entre los “Teletubis” y los “Pokémon”.

Tal como está el panorama actual me cuesta creer que un programa así vuelva a emitirse, pero como popularmente se dice: “La esperanza es lo último que se pierde”.

jueves, 8 de octubre de 2009

Atrapado en el tiempo

Cuando recuerdo esta historia me sigo estremeciendo como aquel día, es la típica imagen que de manera mecánica, guardas en el baúl de los recuerdos de tu memoria para que se llene de polvo con el paso de los años.

La historia se remonta al año 1981, de manera inexplicable se produjo un terrible acontecimiento que estremeció las vidas de millones de españoles. Una conocida estrella de la radio había sido asesinada a manos de un ser despreciable, que durante años martirizó nuestras mentes, igual que la de Alex en la “naranja mecánica”.

Desde siempre he sido una persona a la que le ha gustado estar poco en casa, prefería andar callejeando con los amigos, y cuando la economía lo permitía, que eran contadas ocasiones, acudía a los recreativos a echar unas partidas al futbolín y a las máquinas de juegos del momento. Pero debido a aquel desgarrador asunto mis amigos empezaron a comportarse de manera diferente, cada vez les gustaba menos salir de casa, principalmente los fines de semana, que es cuando más tiempo teníamos para divertirnos. Hasta que llegó el día en el que entraron en estado catatónico, y no solo eso, sus familiares también terminaron bajo la posesión de aquel terrible ser.

Una tarde de invierno decidí entrar en casa de uno de mis amigos, con los nervios a flor de piel comencé a recorrer un largo y oscuro pasillo que desembocaba en el comedor. Conforme avanzaba, mis pulsaciones iban en aumento, sentía como la sangre corría por mis venas a velocidad supersónica, mi respiración era fuerte y jadeante. Pero mereció la pena, pues por fin descubrí la razón por la que pasaban los días encerrados en casa, habían comprado un “video”.

Pero lo que más me impacto de la situación no fue ver a la familia en estado vegetativo viendo películas sin parar, fue su vestimenta. Debido a mi ignorancia, pensé que al comprar el video, el manual de instrucciones obligaba a llevar aquel atuendo. Todos y cada uno de sus miembros vestía con “esquijama”.

Según el diccionario de la lengua española, esquijama es un pijama compuesto de pantalón ajustado a los tobillos y jersey. Pero esta definición es incompleta, porque a esto hay que añadir los calcetines por encima del pantalón, y éste a su vez colocarlo por encima del jersey a la altura de las axilas. Esto se realiza así, ya que por mucho que subas el pantalón siempre queda "colgandero", como si llevaras un pañal gigante. Se puede complementar con batín de felpa o guatiné en el caso de las féminas, en cuyos bolsillos siempre quedan restos de algún pañuelo de papel con los mocos de la última gripe, para completar tan espantosa vestimenta debes calzar zapatillas de cuadros con suela de goma amarilla.

Otra de las cuestiones que me turbaba, era como podían sobrevivir a las maratonianas sesiones de video, pero pronto obtuve la respuesta. Se hidrataban con varios litros de Coca-Cola e ingerían aproximadamente unos 20 kilos de pipas por persona y día. Una vez expirado el plazo de visionado recomendado por el fabricante, consumían varios comprimidos de “Aero-red”, para expulsar los gases y grandes cantidades de “Ungüento Cañizares”, para rebajar la hinchazón de la morrera después de haber consumido tal cantidad de sal.

Después de muchos pataleos mis padres compraron el video, pero cual fue nuestra sorpresa que en el manual de instrucciones no había nada relacionado con los esquijamas. Mi padre, para quedarse más tranquilo llamó al servicio técnico para que resolvieran nuestra duda. El técnico le respondió que la mayoría de los usuarios utilizaban aquella prenda para ver sus proyecciones, pero que eso era decisión personal de cada cual.

Con aquel diabólico aparato, fuimos testigos de interminables horas sentados frente al televisor, engullendo las grandes sagas de: Charles Bronson, Chuck Norris, Pajares y Esteso, Loca academia de policía, Viernes 13, Karate Kid, Rambo, Rocky y tantos bodrios que la lista es interminable.

Durante la década de los 80 los españoles quedamos atrapados bajo el influjo del video, y por extensión de los videoclubs, lugar de culto de aquellos años, pero como este tema da para algún que otro post, no me voy a extender más sobre ello.

Como decía la canción: “Video killed the radio star”. Hoy en día internet ha matado a los dos, pero para nuestra desgracia no ha podido todavía acabar con los esquijamas, pues son muchas las personas que cuando pasan las horas sentadas frente al ordenador lo hacen vestidos con tan horripilante y lamentable prenda.

¡¡Hay cosas que ni el tiempo ni la tecnología podrán cambiar!!

lunes, 5 de octubre de 2009

Las olimpiadas del horror

La XXV edición de los Juegos Olímpicos se realizó en la ciudad de Barcelona en el año 1992, según cuentan las crónicas del momento fueron los mejores juegos de la historia. Para el deporte patrio fueron unas olimpiadas plagadas de éxitos, consiguiendo veintidós metales, trece de ellos de oro, y ocupando el sexto lugar en el medallero olímpico.

Como herencia de los citados juegos, Barcelona dió un cambio radical a su imagen mejorando sus infraestructuras, modernizando la ciudad y construyendo nuevas instalaciones deportivas. Todo ello fue posible gracias a la aportación millonaria que el gobierno de la nación realizó limpiando los esquilmados bolsillos de todos los españoles. A cambio, recibimos una herencia de la que desgraciadamente todavía estamos pagando consecuencias.

Aparte de los éxitos deportivos, la proyección que supone a nivel mundial unos juegos olímpicos y toda esa clase de monsergas, nuestros atletas, quiero pensar que por obligación, dejaron una terrible lacra. Vestían una prenda que marcó la estética nacional durante la década de los noventa. Estoy hablando del controvertido “chándal de tactel”.

Según los expertos, la fibra de poliamida TACTEL proporciona:

• Con su estructura muy fina, una gran comodidad de vestir: tan fina como la de un papel arrugado.

• Aumenta al mismo tiempo la resistencia de la prenda: fondo de armario imprescindible de todos los hogares españoles del momento.

• La adición de tactel prolonga la vida de la misma, dotándola además de permeabilidad: se ha convertido en uniforme oficial de todos los yonkis y aparcacoches de las grandes ciudades que todavía sobreviven en el asqueroso mundillo de las drogas.

El chándal se componía de dos piezas: un pantalón y una chaqueta con goma elástica en tobillos y muñecas respectivamente cuya función principal era la de dar un aspecto bombacho a tan horrible prenda. Normalmente se acompañaba de calcetín deportivo en dos de sus versiones más características, blanco con raya horizontal azulgrana o el mítico de las raquetas entrecruzadas.

Su diseño pretendía emular a “Piet Mondrian” fundador del neoplasticismo, pero en una versión más dominguera. La prenda era un collage a tamaño natural mezclando retales de colores de lo más variopintos, posiblemente seleccionados por algún diseñador daltónico. Y los que para mí ocupan un lugar privilegiado en el ranking de la caspa total, son aquellos modelos a los que les añadían un toque fosforescente.

Aunque existía una variante más patética, si cabe, que sentó cátedra entre la mayoría de las amas de casa de aquella década. Era la del chándal en su versión folclórica. Su pionera fue la tristemente desaparecida Rocío Jurado, que con gran arte coronaba la prenda deportiva con unos zapatos de tacón (no es broma, existen pruebas fotográficas que lo demuestran). Una vez presentada en sociedad esta versión a través de las revistas del corazón, era difícil encontrar alguna ama de casa que no bajara al mercado con tan ridícula vestimenta.

Desgraciadamente para nuestra salud mental, el chándal de tactel se convirtió en prenda fetiche de millones de españoles. Durante la semana siempre te cruzabas por la calle a gente llevando la terrorífica prenda, pero era el fin de semana cuando el nutrido grupo del "sector chandalero" deambulada por las calles de la ciudad. Hombres, mujeres, niños, familias enteras paseaban alegremente exhibiendo sus modelos como si de la “Madrid Fashion Week” se tratara. Fue tal la repercusión, que se convirtió en pieza indispensable para visitar los centros comerciales, zonas de ocio e incluso enlaces matrimoniales.

Como todos sabemos, Madrid ha vuelto a quedarse a las puertas de organizar los juegos olímpicos de 2016. Se han realizado grandes inversiones, se ha dotado a la ciudad de todas y cada una de las condiciones que el Comité Olímpico Internacional exige. Pero la razón que ha decantado la balanza hacia Rio de Janeiro es única y exclusivamente, que el mundo corría el riesgo de que se volviera a exhibir esa lamentable imagen de los atletas subiendo al podio con un chándal de tactel.

Así que si al Sr. Gallardón le quedan fuerzas para presentar una nueva candidatura, que se olvide de las instalaciones, infraestructuras y todas esas nimiedades y dedique su proyecto al diseño de la ropa deportiva que lucirán los futuros atletas.

jueves, 1 de octubre de 2009

Las siete diferencias

Cuando éramos pequeños no había cosa más divertida que sentarse los sábados frente al televisor para disfrutar con los juegos, las canciones y las historias de los “payasos de la tele”. ¿Quién no recuerda las aventuras de nuestros queridos Gaby, Fofó, Fotito y Miliki? y por supuesto no podemos olvidarnos del Sr. Chinarro, aquel entrañable personaje que era víctima constante de las bromas y puñeterías de los payasos. Con el desagraciado fallecimiento del añorado Fofó, se incorporó al elenco Milikito, y ya en los últimos años del programa Rody.

Su mítica frase: ¿Cómo están ustedeeeeeeeeesssssssssss? y sobre todo las letras de sus canciones, han quedado grabadas a fuego en nuestra memoria. Son letras atemporales, que nunca pasaran de moda, pues a día de hoy la infancia de nuestro país las sigue cantando.

Como en aquellas típicas tardes de sábado, al igual que los payasos, os voy a proponer un juego. Consiste en comparar dos imágenes que a primera vista son iguales pero que, si le pones un poco de atención, descubres que realmente nada es lo que parece. Es un juego simple, pero muy divertido, así que poner ojo avizor y a disfrutar del………………….. :

“Juego de las siete diferencias”

Nota: pinchar en la imagen



Como ya os había avisado, este juego es muy simple, y las diferencias son evidentes. En la parte izquierda del cuadro, la letra está escrita en el año 1974 mientras que en la parte derecha, la letra es una versión renovada que Miliki publicó en su disco “A mis niños de 30” en el año 1999.

Estamos todos de acuerdo que la letra es machista, porque la pobre niña no puede jugar al tener que realizar todas las labores del hogar y, para colmo de males, el único día libre lo tiene que dedicar a rezar (manda huevos), mientras que el niño esta tocándose las pelotas. Pero más asombroso parece si cabe, la nueva versión remasterizada.

Los niños de 30 hemos crecido en democracia, nos hemos adaptado al estilo de vida que marca la sociedad actual y por supuesto creemos en la igualdad de género. Por eso me parece una tremenda “payasada” modificar la letra de la canción.

Estamos hablando de una canción infantil y pienso que nadie se debe ofender por ello. Quien tiene que inculcar valores a los niños son sus padres, y no los payasos con sus canciones. Además, si tan políticamente correctos queremos ser ¿porque no hemos puesto el grito en el cielo con el título del disco Miliki?. Por esa regla de tres, debería haber titulado su disco “A mis niños y niñas de 30”, para tener contentos a todos los miembros y miembras de ésta nuestra comunidad. Venga no jodamos, y dediquemos más tiempo a la educación de los pequeños que buena falta hace.

La tienda en casa

Nuestra vida cotidiana está llena de pequeños inventos que nos hacen la vida más fácil. Uno de los mejores del pasado siglo es sin lugar a dudas el “Tupperware”, o como decían nuestras abuelas la “tartera”. Ese bendito recipiente en el que nuestras madres nos preparan copiosas raciones de comida para que subsistamos una vez nos hemos independizado.

Su creador fue Earl S. Tupper un ingeniero químico norteamericano que en 1944 tuvo la brillante idea de crearlo. Su invento revolucionó la utilización y conservación de los alimentos en todos los hogares del planeta.

La distribución en un primer momento se realizó a través de grandes superficies, ferreterías y pequeños comercios. Pero debido al desconocimiento de sus ventajas, cualidades y múltiples formas de uso, las ventas no funcionaban según sus previsiones. Así que decidió contratar a Brownie Wise una representante muy avispada, la cual implantó un sistema de venta piramidal. Consistía en vender sus productos a domicilio, realizando demostraciones en las que se invitaba a vecinas, familiares y amigas. Pero lo más importante no era realizar la venta, sino captar a nuevas vendedoras a cambio de jugosos incentivos y así sucesivamente hasta crear una red ilimitada de promoción y venta.

Este gran negocio aterrizó en España y pronto subió como la espuma. Como país de cotillas que somos, una buena manera de curiosear la casa de la vecina era acudiendo a este tipo de reuniones. En la mayoría de los casos, el perfil de las vendedoras, era el de amas de casa que con los nuevos vientos que traía la democracia, buscaban una independencia económica del marido.

Una de ellas era nuestra vecina del tercero, era rubia, de mediana estatura, un poco cuellicorta, físicamente recordaba a una mezcla entre Mari Trini y el ratón Tico de las aventuras de Willy Fog. Lo que más me llamaba la atención era su acento andaluz y que siempre estaba afónica, aunque no me extraña porque hablaba por los codos.

Cuando llegaba del colegio y mi madre se la encontraba en la escalera, sabía a ciencia cierta que la conversación iba a ir para largo, así que con resignación me sentaba con mi cartera a la espalda en los escalones, y esperaba a que ella terminara de contarle su vida. Había días que se alargaban tanto las conversaciones que me daba tiempo de hacer los deberes.

Una tarde de junio comentó a mi madre que iba a realizar una demostración de los míticos productos en su casa. A la hora acordada bajamos y entramos en su comedor. Aquello, era un hervidero de gente, de hecho al completarse el aforo máximo permitido en un comedor de 15 m2 y a la verborrea a la que nos tenía acostumbrados nuestra querida vecina, se realizaron varias sesiones hasta completar todas las presentaciones.

Como si de un programa de tele-tienda se tratara, iba explicando las múltiples cualidades de este producto sin parangón ante la atenta mirada del vecindario. Una vez terminada la exposición y la parte de ruegos y preguntas, te lanzaba una oferta que no podías rechazar. Si comprabas el lote completo te regalaba un molde para fabricar tus propios “polos”, utilizando tus bebidas o refrescos preferidos. Mi madre, debido en parte a nuestra presión por el fantástico regalo decidió comprar el lote de fiambreras.

Cuando llegamos a casa estábamos emocionados por nuestra nueva adquisición. Por primera vez íbamos a tomar verdaderos helados de Coca-Cola y no esos de cola que vendían los de Avidesa. Sin más dilación y emulando a los maestros jijonencos, llenamos los moldes con el “líquido elemento” y lo pusimos con sumo cuidado en el congelador. A partir de ese momento, una desazón recorría nuestros cuerpos, mis hermanas no paraban de mirar el reloj y yo cada cierto tiempo embargado por la ansiedad, abría la puerta del congelador para ver si aquel líquido había solidificado.

Mi madre nos aviso de que los polos de Coca-Cola ya estaban preparados, entramos en la cocina y nos quedamos perplejos ante aquella visión. Allí estaban, brillantes, jugosos, con ese color y sabor característico que sólo el popular refresco puede ofrecer. Como lobos hambrientos nos lanzamos sobre ellos para gusto de nuestros paladares, pero una terrible sorpresa nos esperaba.

Después de la primera chupada (no vale el chiste fácil) su color y sabor desaparecieron misteriosamente y aquel fantástico manjar se había convertido en un vulgar trozo de hielo, pero lo peor de todo es que tras varios usos no importaba si lo hacías de Coca-Cola o de aguarrás los putos helados siempre sabían a lo mismo “a plástico”.

Pasado el verano, nuestra vecina se despidió de nosotros para siempre. Se mudaba a una casa más grande. Supongo que gracias a aquellas tardes en las que colocó a medio barrio las famosas fiambreras, porque si hubiera sido por nosotros hubiera acabado viviendo debajo de un puente.


¡¡SI LO SÉ NO VENGO!!