jueves, 10 de diciembre de 2009

VI. Adiós muchachos

……... compañeros de mi vida,
barra querida de aquellos tiempos.
Me toca a mí hoy emprender la retirada,
debo alejarme de mi buena muchachada.

Adiós, muchachos. Ya me voy y me resigno...
Contra el destino nadie la talla...
Se terminaron para mí todas las farras,
mi cuerpo enfermo no resiste más...

Al igual que este popular tango, los años fueron pasando y desgraciadamente aquella inseparable tropa se disolvió de misma manera en la que por primera vez nos hicimos amigos, cada uno tomó caminos distintos, pero de lo que estoy seguro es que si volviésemos a encontraros lo primero que recordaríamos sería aquella mañana en la que el enemigo opresor mordió el polvo, llevando de júbilo y alegría las vidas de todos los chavales que alguna vez jugaron en La Placeta.

Aquella destartalada fuente en la que tan buenos momentos pasamos se ha convertido en una gran losa de mármol, tras su jubilación el enemigo opresor traspasó su negocio para convertirlo en una heladería, pero lo que quedara para el resto de los días es un pegote adherido a modo de estalactita que habita en la fachada de la finca, como homenaje a los valientes que un día plantaron cara a la reacción.

¡A las barricadas! ¡A las barricadas
por el triunfo de la Confederación!


FIN

2 comentarios:

  1. La guerra sucia no era fría...
    Bravo maestro!!!!!

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  2. Y aún sigue existiendo esa "estalactita"? habrá que ir a echarle una foto ...

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