lunes, 2 de noviembre de 2009

Una de Berlanga

El pasado 24 de octubre finalizó la XXX Mostra de Valencia y los responsables del certamen la dedicaron al director valenciano Luis García Berlanga por su aportación al cine patrio, y por reflejar de manera crítica, con ese humor negro que caracteriza a sus películas, el modo de vida de la sociedad española desde el franquismo hasta nuestros días.

De entre sus muchas películas cabe destacar “Bienvenido Mister Marshall”, en la que los habitantes de un pequeño pueblo llamado Villar del Río, esperan ansiosos la llegada de una comitiva del gobierno americano, para recibir las ayudas que en aquella época los EEUU ofrecieron a España para el “supuesto desarrollo del país” (Plan Marshall) a cambio de instalar bases militares. Para ello el alcalde y todos los ciudadanos de aquella población, se dedican con esmero a “tunear” sus calles como si de un decorado se tratara, para causar una buena impresión al amigo americano. A partir de ese momento todos y cada uno de sus habitantes empiezan a imaginar como en el cuento de la lechera en que utilizarán el dinero que el tío Sam trae en las alforjas.

En estos últimos meses parece que en la madrileña plaza de la Puerta del Sol hayan instalado un gran ventilador que se dedique a salpicar mierda a lo largo y ancho del país. No hay ayuntamiento, diputación o gobierno autonómico que se precie que no esté contagiado por casos de corrupción, malversación, cohecho y una larga lista de delitos a los que desafortunadamente ya estamos acostumbrados.

Como los habitantes de Villar del Río la gente que entra en política lo hace con la esperanza de ocupar, en un futuro no muy lejano, un cargo de responsabilidad con la única finalidad de recibir su personal Plan Marshall a cambio de unos cuantos contratos de dudosa legalidad. Para ello, imitando a los personajes de “La escopeta nacional”, organizan diferentes actos y saraos para entablar relación con el mayor número de amistades (peligrosas) posibles y pactar las diferentes prebendas que recibirán una vez ocupen la poltrona.

Cuando alcanzan su anhelado sueño se dedican a vivir a tutiplén a costa del dinero de los demás. Cegados por el poder hacen caso omiso a las voces de las personas que realmente le concedieron el derecho a ocupar el trono, y que no son otras que las del pueblo. Pero cuando se cometen excesos la historia suele acabar mal y, como en una mala pesadilla, los días de vino y rosas terminan sin previo aviso y pasan ante sus narices como el coche de la comitiva americana en Bienvenido Mister Marshall. De pronto todo ese mundo del “todo vale” propio de un emirato árabe de mercadillo, se convierte en cenizas y poco o nada queda ya de aquel tiempo en el que disparaban con pólvora de rey.

Lo peor de la historia es que cometer esta clase de delitos en nuestro país sale más barato que comprar un billete de avión en una compañía de low cost. En primer lugar nunca devuelven el dinero afanado y, en segundo lugar, cuando entran “Todos a la cárcel” siguen haciendo sus negocios y chanchullos al igual que antes, pero con la única diferencia que ahora tienen barrotes de por medio. Una vez cumplen su condena se dedican a disfrutar de los pingües beneficios obtenidos gracias a su personal Plan Marshall.

Y luego quedamos nosotros que como el pobre “Plácido”, nos matamos ha trabajar para pagar las letras de nuestros particulares motocarros, y pobre de nosotros como por alguna remota posibilidad se nos ocurra dejar de pagarlas, porque terminaremos “cenando como un pobre”, hasta que llegue “El verdugo” para que ejecute su letal tarea.

2 comentarios:

  1. Viva el cineforum! como te inspiras con las películas que proyectamos ...

    :-)

    Está visto que en este país te cae una condena mayor si robas 5 sandías que 5 millones ...

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  2. Ole, ole y ole. Menudo escritor tenemos en la familia.

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