martes, 3 de noviembre de 2009

El turismo es un gran invento

Uno de los padres del turismo en nuestro país fue Pedro Zaragoza Orts, quien transformó un pueblo de pescadores y huertanos en uno de los destinos turísticos por excelencia. Tuvo el privilegio de permitir el uso del indecoroso biquini en las playas de su término municipal, enfrentándose a las autoridades franquistas y eclesiásticas que le amenazaban con la excomunión. Para ello cogió su Vespa y viajó hasta el palacio del Pardo para conseguir el beneplácito del generalísimo. Fue el autor de la redacción del primer Plan General de Ordenación Urbana en España, convirtiendo a su ciudad décadas después en ejemplo de modelo sostenible y todavía le quedó tiempo para promocionar la ciudad de Benidorm con su festival de la canción.

Aparte de la costa alicantina, en la década de los 60 y 70 todas las zonas en las que hubiera un palmo de arena y agua salada, se convirtieron en lugares de peregrinación donde bellas señoritas venidas del este de Europa exhibían sus esculturales cuerpos al sol, ante la atónita mirada del “homínido” español. Todo este boom turístico paso a ser fuente de inspiración para multitud de películas donde el españolito se convertía en un pequeño y peludo souvenir para las suaves manos del turismo extranjero.

Gracias a ello apareció la figura de José Luis López Vázquez, que aunque a primera vista parecía el típico funcionario de ministerio con ese bigotillo tan característico, era un gran seductor, pues por sus manos pasaron las mejores suecas y alemanas que por aquel entonces visitaban nuestras costas. Se convirtió en una especie de mesías para la mayor parte del sector masculino del país, porque su imagen era el vivo reflejo del español medio que anhelaba un poco de libertad en su aburrida vida.

Lamentablemente ayer fue a buscarle la “parca”, hoy todos son alabanzas hacia su persona y se recuerdan sus míticas interpretaciones en películas como: Mi querida señorita, La cabina, La Gran familia y un largo etcétera hasta llegar a más de doscientos papeles. Pero personalmente me gustaría recordarlo por su apoteósico aunque desapercibido papel junto al desaparecido Paco Martínez Soria en, “El turismo es un gran invento”, donde abandona su monacal vida en un pueblecito del interior de Aragón para rendirse a los encantos del turismo playero.

Es curioso, pero cuando en este país algún personaje del mundo de la farándula y el artisteo se marcha para el otro barrio se convierte en la mejor persona del mundo. De pronto empiezan a ensalzar su imagen diciendo que era una bellísima persona, amigo de sus amigos y toda esa clase de elogios que se suelen decir sobre el difunto y, para colmo de hipocresía, se le conceden innumerables premios y homenajes que recibe a titulo póstumo.

A nuestro particular “padrino” le llegó tarde el reconocimiento, pues no fue hasta el año 2004 cuando recibió el premio Goya de Honor a toda su trayectoria cinematográfica. Posiblemente fue porque nunca quiso ser partícipe del sindicato de actores afines a las subvenciones de la “madre patria". Pero lo que es innegable es que pasaran décadas hasta que aparezca otro actor tan grande como él.

¡¡Que te vaya bonito allá donde estés!!

1 comentario:

  1. Un gran personaje el que nos deja.

    Habrá que programar una sesión especial del cineforum con alguna de sus películas

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