martes, 4 de mayo de 2010

Dirty Jobs

“Mi nombre es Mike Rowe, y este es mi trabajo. Exploro el país en busca de personas que no tienen miedo a ensuciarse. Hombres trabajadores y mujeres, que se ganan la vida honradamente haciendo los trabajos que hacen posible la vida civilizada para el resto de nosotros. Ahora, prepárese a ensuciarse".

Así comienza “Dirty Jobs”, mítico programa que emiten semanalmente en Discovery Channel donde el payo en cuestión se encarga de hacer un sin fin de trabajos de lo más variopintos tales como: limpiador de excrementos de palomas, recogedor de animales atropellados, estilista de mascotas, trabajador en una fábrica de carbón y un largo etcétera de extrañas y difíciles profesiones que mucha gente no sería capaz de hacer. Pero como reza el eslogan del programa: ¡¡Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo!!.

Donde jamás he visto al bueno de Mike, es haciendo el trabajo más sucio de todos y no me refiero a trabajar como sicario de la mafia calabresa, sino a cambiar pañales de bebé. Eso si es un Dirty Job y lo demás son tonterías, además si eres persona de arcada fácil como es mi caso la situación se agrava de manera considerable.

En las famosas publicaciones para padres primerizos de cuyo nombre no quiero acordarme, hacen referencia a una sustancia espesa, pegajosa y de color negro verdoso, compuesta de líquido amniótico, moco, lanugo (vello fino que cubre el cuerpo del bebé), bilis y células que se han desprendido de la piel y del tubo digestivo. Su nombre científico es meconio, pero vulgarmente se le conoce como a la madre de todas las cagadas. Sólo con escuchar los ingredientes de este explosivo cóctel se ponen los pelos como escarpias, pero puedo asegurar que verlo en directo es muchísimo peor. Ya me gustaría ver al señor Rowe en esta tesitura, porque estoy seguro de que después de vivir esa experiencia pedía la baja laboral por daños psicológicos.

Tras el maravilloso e inolvidable momento del parto te llevan a la habitación, donde un par de enfermeras empiezan a bombardearte con una serie de instrucciones que no eres capaz de entender, intentado parecer un padre responsable respondes: -¡Si!-¡No hay problema!-¡Correcto!-¿Entonces cada dos horas?-¡Muy bien!. Pero en realidad no tienes ni puta idea de lo que acaban de decir.

Extenuado te sientas en el incomodo sillón de escay que mora en todas las habitaciones de hospital, intentando reponer un poco de fuerzas ya que inevitablemente te espera una auténtica noche toledana, pero desgraciadamente sin apenas tiempo para descansar llega el fatídico momento: “tu primer cambio de pañal”. Cuando lo retiras la primera imagen que viene a tu cabeza es la de aquellos voluntarios con sus buzos blancos que en la Costa da Morte retiraban unos pequeños “hilillos” como de plastilina. Porque puedo asegurar que el meconio es más negro y pegajoso que el famoso chapapote.

Una vez recuperado del shock no te queda más remedio que limpiar el cultito de tu bebé, ya que tu sufrida esposa sigue enganchada al gotero. Así que entre arcada y arcada, comienza tu Dirty Job que se alargará como mínimo 18 meses, y que pasará por diferentes etapas que abarcarán un sin fin de olores, formas y colores. Lo bueno o malo (según se mire), que tiene el ser humano es que se acaba acostumbrando a todo y lo que había comenzado como una experiencia “desagradable” acaba convirtiéndose en un momento ideal para compartir risas, caricias y juegos con tu pequeño retoño.

Como bien dice una buena amiga para referirse al meconio: -¡Esto es gloria bendita!- y no le falta razón, porque gracias a mi pequeña niña he conseguido que mis famosas arcadas se hayan convertido en un borroso recuerdo. ¿Me estaré haciendo mayor?.

2 comentarios:

  1. Has cambiado el gin tonic "preparado" (mmm...) por el meconio (aaahg!). ¡Qué sabia decisión! (:P

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  2. Uff, imagino que estas son las cosas que nadie te cuenta antes de "embarcarte" en semejante empresa... que bien se vive en la ignorancia.

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